“El
Método” es una película española, rodada en Madrid, ciudad en la
que en uno de sus rascacielos se lleva a cabo una prueba de selección
de candidatos para ocupar un importante puesto en la empresa Az-ca.
Debido al método de selección utilizado el ambiente se llena de
tensión y desconfianza que convierten la jornada en una dura y
dudosa tarea.
El
método utilizado es el método Grönholm, que cada vez se hace más
famoso en América y cuyo procedimiento no es similar a ninguno que
yo haya conocido. El espacio en el que se desarrolla la película se
limita a una sala de reunión en la que los siete candidatos (de los
cuales uno es un topo) tendrán que trabajar en equipo para no ser
ellos los eliminados. Pero, ¿quién decide cual queda fuera?, serán
ellos mismos los que valorarán a sus contrincantes y llegarán por
consenso a acordar cual de ellos no merece el puesto en la empresa.
El trabajo en equipo para eliminar a uno no deja a un lado la
competición. La desconfianza inunda aquella sala claustrofóbica.
Ninguno de ellos puede confiar en el otro, aunque irremediablemente
dependen del resto para permanecer en la sala. Adoptan una actitud
segura, hostil para mostrar al resto que el puesto es suyo haga lo
que hagan, lo que crea
una situación incómoda.
Todo
lo anterior no es más que el resultado de una dura crítica hacia el
ambiente laboral, crítica que se convierte en el objeto de la
película, y que desgraciadamente queda demostrado. No importa sobre
quién haya que pasar, cuanto más cruel, arrogante y egoísta sean
más posibilidades tendrán de quedarse. Y es que la película no
muestra más que la lucha por la supervivencia que mantienen los
candidatos por ocupar el puesto dejándonos entender que no es el
único caso. Y no son solo los candidatos, la propia empresa no busca
más que seres sin escrúpulos que pasen sobre quien haga falta, si
buscasen a alguien cualificado se bastarían en los curriculums, pero
no es así.
Si
tengo que destacar una de las pruebas, resaltaría aquella en las que
cada uno de los seis candidatos, que ya quedaban, debían demostrar
alguna capacidad diferente a la del resto, que estuviese reflejada
en su curriculum, que le permitiese ser uno de los privilegiados,
gracias a su exclusiva aportación, en permanecer en un refugio en
el caso de una bomba nuclear o algo por el estilo que arrasase el
mundo. Resalto esta prueba porque cada uno debía demostrar sus
aptitudes sobre el resto, tales como la medicina, la construcción de
una radio, la autoridad (referida a motivos políticos y
organizativos, mal argumentada, ya que la preparación de los
candidatos era empresarial, no política, pero aceptada), entre otras
aptitudes. A la vez han de demostrar una capacidad de convicción y
transmitir una gran seguridad que les haga creer al resto que son
imprescindibles, y es ahí donde demuestran sus actitudes, aunque no
todas son óptimas. De las actitudes que toman como óptimas
destacaría la seguridad, la discreción y la sinceridad. Luego
podemos encontrar actitudes machistas, violentas y desleales que
clasificaríamos como negativas. Fernando (Eduard Fernández) muestra
más actitudes negativas que positivas, aunque posea una gran
seguridad producto de la experiencia no parece haber aprendido mucho
a trabajar en equipo, y, a pesar de la diversidad de opiniones, yo
diría que Nieves (Najwa
Nimri)
adopta la mejor actitud, aunque fría y distante, la caracteriza su
discreción y el mantenerse al margen es lo que la hace llegar hasta
el final. Referido a las aptitudes todos estaban muy bien preparados
para ocupar el cargo, los idiomas, la experiencia y la cultura eran
tres elementos muy presentes en la sala. La prueba más insensata, en
mi opinión, es la trampa que le tiende el topo a Enrique, aunque
este debería de haber reaccionado de otra manera, me parece una
situación muy forzada.
Los
dos últimos candidatos no son los más cualificados, y por su
juventud no son los que gocen de una mayor experiencia, pero son los
más aptos para sacar la empresa hacia delante, porque han sido
capaces de derrotar al resto, y en un mundo donde la globalización
en lugar de favorecer afecta a muchísimas personas, donde la
ambición es el principal motor, donde todo se convierte en una
constante lucha presidida por la violencia, en esto a lo que llamamos
desarrollo y avance, se necesita a gente así para salir hacia
delante (a nivel empresarial).
Mi
opinión es que han sabido reflejar perfectamente todo esto y me
encanta donde sitúan la reunión, donde ni siquiera llega a
escucharse la indignación de tantas personas que participaban en
aquella manifestación contra la globalización, es un claro símbolo
del poder de las grandes empresas y de lo que a éstas les importa la
opinión de los ciudadanos. Me gustaría dejar claro que aunque
generalice aún pienso que existen muchas empresas decentes y
solidarias que miren por el beneficio común, aunque creo que no son las más poderosas.
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